Por más que tratase de buscar  sentido a esa situación su propia inocencia le confundía..."cosas de mayores" le decía, y es que todos tenemos una voz interior que es la responsable de que hablemos solos o que nos quedemos mirando embobados al horizonte, trata de disuadirnos, de calmarnos...a medida que pasan los años, ya casi no se escucha o la ignoramos con más frecuencia, pero cuando eres pequeño resulta que conversas con ella a todas horas.

Le preguntas cosas, le cuentas secretos...y ella siempre te contesta, no siempre te aclara ni te calma, pero nunca te deja solo.
Es una manera de hablar contigo mismo, pero en tercera persona.
Dicen que los niños de ahora ya no la escuchan y eso les conlleva a una adolescencia rebelde; los padres despreocupados y sin tiempo para pensar en lo que puede pasarle a su hijo, prefieren que lo psicólogos piensen por ellos.
Pero no siempre fue así, hubo un tiempo en que los niños eran niños y hablaban solos, jugaban solos y se entretenían toda la tarde y te preguntabas ¿no se aburre él solo?. No, puesto que su imaginación y su voz interior hacían de sus tardes un tiempo lucrativo que no cambiaba por nada.
Y cuando habían problemas...los padres hablaban y se sentaban, eran psicólogos sin título pero con igual capacidad para escuchar.
He pensado en esto porque aunque parezca una tontería...desde pequeños sabemos todo lo que pasa a nuestro alrededor y aunque no lo entendamos, solo necesitamos atención y crecer en paz.