Tal vez conozcas la disparatada historia de aquel payaso que intentaba hacer reír a las mariposas.
Dedicó su vida a las sonrisas, de los más pequeños. Se alimentaba de sus carcajadas y sus miradas vivaces.
Pero cansado de ver como los niños perdían la estupidez, decidió cambiar de aires.
Entre su entorno, la descubrió. Delicada y frágil, desprendía sus minúsculas alas con gracia.
¡De qué manera hizo su estrepitosa aparición el vendedor de risas! Ella, se poso en su nariz, lloraba, cansada de ir de flor en flor. Él, sacó de los bolsillos las manos y comenzó su espectáculo de malabares.
Despistado, ignoraba que ellas solo viven unos días, luego vuelven a nacer.